Banquetes, orgías, lujos y excesos forman parte de nuestra visión más arquetípica de la sociedad romana. Sin embargo, esta imagen esconde una situación más compleja en la que la ostentación y el despilfarro convivían con la ruina y la bancarrota; las majestuosas villas, con los pequeños apartamentos insalubres, y la corrupción y las deudas formaban parte de la realidad más cotidiana.
Oriol Olesti, profesor de Historia Antigua de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Fue un crac económico en toda regla. Todo empezó en el año 33, cuando Tiberio era el emperador, con una gran queja pública contra los prestamistas de dinero. Estos practicaban la usura, con una ganancia mayor a la permitida por la ley que había fijado César para limitar los intereses y obligar a invertir los beneficios en tierras de Italia. Se encargó al pretor que hiciese aplicar estas normas. pero, como la mayor parte de los senadores también incumplía la ley (había prestado dinero en forma usuraria), se solicitó a Tiberio que diera una moratoria de un año y medio a cada prestamista para acomodar sus cuentas a lo establecido. Al querer ejecutar estos los créditos que tenían pendientes, el sistema se colapsó. El nivel de deudas de una buena parte de los ciudadanos era tan elevado que solo podían hacer frente a sus acreedores vendiendo propiedades, y las ventas masivas provocaron el hundimiento de los precios.
La solución de Tiberio fue prestar dinero de su propio capital sin usura, una medida excepcional para paliar los efectos de la crisis. Lo que por un lado debió gastar, pudo recuperarlo rápidamente por otro: sabemos que poco tiempo después, Sexto Mario, el hombre más rico de las Hispanias, propietario de una parte de las minas de oro del Mons Marianus ("Sierra Morena", llamada así en su nombre), fue acusado por el emperador con un vano pretexto y a continuación lo ejecutaron lánzandolo desde la roca Tarpeya. Sus minas fueron confiscadas y pasaron directamente a manos de Tiberio. Esta era otra de las posibles medidas económicas ante la crisis del estado: la incautación de bienes a las grandes fortunas y la aplicación del terror a las élites económicas y sociales. Como diría Suetonio, algunos emperadores permitieron que sus colaboradores más cercanos se enriquecieran como esponjas, para poder exprimirlos después... Lo sucedido con las nacionalizaciones forzosas de algunas empresas de la Rusia actual podría tener, pues, lejanos precedentes. SIGUE
Pues la situación se asemeja bastante a otra que yo me sé, el emperador de la nueva Roma de turno, EEUU, Bush, está metiendo dinero a los prestamistas usureros (a los bancos), sin interés, para paliar la crisis inmobiliaria y así evitar el "crac", y, le he quitado la "mina" a Sadam, montando un buen Tiberio , del cual llevamos ya cinco años y ni se sabe la de muertos. Luego vemos que el pato lo pagó Sixto Mario, rico empresario español. Siguen las semejanzas pues aquí también han pagado el pato algunos empresarios inmobiliarios españoles y seguirán pagando, que la cosa parece que no ha acabado.
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