Como podremos ver en este artículo de J. Estefania, no hay que ser tan derrotista, ni sacar conclusiones apresuradas y políticamente partidistas con el llamado informe Pisa como se ha hecho desde cierto tipo de prensa en España.
El ascensor social
Para que un país esté bien equipado ha de disponer de tres tipos de capital: el físico, el tecnológico y el humano. Este último depende de los niveles de educación. Siempre se ha repetido que la educación es, por excelencia, el ascensor social de los ciudadanos. ¿Es verdad o es un tópico? Y más exactamente: ¿sirve la educación para mejorar socialmente o, al contrario, primero uno mejora y luego adquiere mejor educación? A la luz de la lectura íntegra del Informe PISA 2006 es difícil contestar de modo lineal.
El contenido de este informe es más rico y contradictorio de lo que hasta ahora se ha reflejado en los medios. Se estudia el rendimiento educativo de los alumnos de 15 años, edad en la que los estudiantes se hallan próximos a finalizar la escolarización obligatoria en la mayoría de los 57 países participantes, lo que los convierte en un grupo adecuado para valorar su grado de preparación. En estas mismas páginas, Julio Carabaña, catedrático de Sociología de la Educación, advertía de lo erróneo de una lectura apresurada del PISA que diera como conclusión nítida que el sistema educativo español es un desastre, puesto que lo más correcto "es decir que estamos al nivel medio de la OCDE. Y también al de países con cuya compañía ni soñamos en otros ámbitos, como EE UU, Francia, Suecia, Dinamarca, Noruega o Luxemburgo". Inútil advertencia.
Hay aspectos del informe muy poco resaltados. Por ejemplo, el porcentaje de alumnos que reciben enseñanza en centros de titularidad privada es bastante reducido en la mayoría de los países; España, con un 35%, se encuentra muy por encima del promedio de OCDE. Junto a España, en Europa sólo hay cuatro países con un porcentaje de alumnos en centros privados superior al promedio OCDE: Holanda (67%), Irlanda (58%), Bulgaria (57%) y Dinamarca (54%); el resto de los países europeos apenas si tiene enseñanza privada. La ejemplar Finlandia, primera entre las primeras, sólo tiene un 2% de enseñanza privada en el entorno de los alumnos de 15 años.
El Informe PISA destaca que el rendimiento educativo está relacionado de manera directa con el estatus social, económico y cultural de las familias. Pues bien, España presenta una puntuación en ciencias (objeto especial del último informe) "positiva en relación con su índice de estatus social, económico y cultural", que evoluciona muy lentamente y no puede ser modificado a muy corto plazo, al menos sólo por políticas educativas. Asimismo hace la simulación de la puntuación que correspondería a cada país si todos tuvieran un índice económico y social similar: España y las comunidades autónomas contempladas mejorarían su puntuación, "igualando el promedio OCDE y situándose a una distancia no significativa del Reino Unido, Alemania o Francia".
La realidad educativa es, pues, más poliédrica de lo que se ha reflejado hasta ahora en prensa, radio y televisión, sin apenas distinciones ideológicas. ¿Cómo no ha podido neutralizar el Gobierno tal desastre comunicativo, que asimila nuestro país a los más tercermundistas? -
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