Traigo este artículo de Edurne Uriarte, aparecido este fin de semana en mujer de hoy, para tratar de explicar con las palabras de una mujer, que además no es sospechosa de machista, ni de denostar el lenguaje no sexista, que no siempre que alguien critica algún extremo al que se está llegando, y no parece conveniente llegar a eso, en el debate de la implantación del lenguaje no sexista en los escritos y discursos de todo tipo, no quiere decir que se sea más o menos veladamente machista, ni que por eso se quiera perpetuar la discriminación en el lenguaje de uso común.
Algunas personas lo hacen desde la óptica de especialistas en lenguaje y gramática, para que haya respeto a la mujer en el lenguaje, que sí, hace mucha falta, pero que tampoco con esa excusa se caiga en el ridículo.
A mi no me hacen decir "miembra", no descarto que pueda a llegar a ser de uso normal, nunca se saben los derroteros que llevará la lengua, por eso, no creo ser una persona que quiera perpetuar el lenguaje sexista, prefiero un miembro y una miembro, luego veremos la fuerza que tienen las palabras, cual es la que se queda y cual es la que desaparece porque, por muy burros o burras que nos pongamos, nadie nos va a decir lo que hay que poner y las palabras se abren camino ellas solas si gustan al sentido común y a las ganas de comunicar, que para eso se usa el lenguaje.
Luego me quiero referir al lobby formado en Cordoba para apoyo a las mujeres, es muy legal y ético el hacerlo, pero los lobbys no son buenos para nada que no sea ganar dinero, es posible que haga falta pues la presión es mucha pero quizás utilizando esos dones que la ciencia dice que tiene la mujer, como, más empatía, quizás fuese mucho mejor convencer a los hombres que ellos también padecen esta lacra del machismo, pues el machismo es perjudicial para los hombres y para las mujeres, y empezar a dialogar hacia la igualdad, no a que se cambie una discriminación por otra.
Es mejor tender a estar bien, los hombres y las mujeres, pues tan malo es el machismo como el hembrismo a los intereses de las personas de a pie, sobre todo, recuerdo cuando el debate de la mili, algunos hombres, que entienden mal las cosas, propugnaban que, ya que las mujeres querían igualdad pues que fuesen a la mili, yo esto lo veía una aberración, siendo hombre nunca se me habrá oido a mi decir eso, yo lo que propugnaba es que no fuese ninguno, esa es la igualdad, la justicia y el querer para los demás, lo que queremos para nosotros mismos.
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