La Moral de la langosta
Enric González el País 28/10/2007
Las langostas tienen mal carácter. A ello contribuye, probablemente, su forma de comunicarse: orinan en la cara de su interlocutor. Poseen pequeños pulverizadores junto a los ojos y emiten orina mezclada con distintas sustancias químicas, lo que les permite expresar ideas básicas como "vamos a pelear" o "vamos a copular". Su cosmovisión no va mucho más allá.
Los machos de la especie viven obsesionados por la dominación, y pelean entre sí de forma continua para alcanzar el galón de "macho alfa". El galón, sin embargo, debe ser revalidado cada noche. Antes de acostarse, el dominante saca a las demás langostas de sus escondrijos y les pega una paliza. Se trata, se supone, de recordarles quién manda. Y, parece, de excitar a las hembras. Tras el rito de la paliza, las hembras se aproximan a la guarida del "alfa".(...)
(...) Algunos humanos suelen invocar a los animales como guía última del comportamiento, como si en la naturaleza existiera algún tabú. "Eso no es natural", dicen. Incluso para perorar sobre la sexualidad. Al margen de excentricidades (entre los caballitos de mar, es el macho quien queda embarazado), la preponderancia de la heterosexualidad es sólo eso, una mayoría porcentual. El 10% de los carneros son homosexuales, y el 6% practica, por razones desconocidas, la castidad vitalicia. Hay homosexualidad entre los leones, las jirafas, los delfines, los pingüinos, los sapos, los monos...(...).
(...) Vistas las imágenes del imbécil de Santa Coloma de Cervelló, de su víctima ecuatoriana y del testigo inmutable, resulta obvio que permanecemos muy cerca de la langosta. Y que podemos dar gracias de haber llegado, en el mejor de los casos, al nivel del macaco "nemestrina". -(...)
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