El día 18 de julio se cumplen 70 años del golpe militar que abortó la democracia, la cultura, la mentalidad e igualdad entre hombres y mujeres.
Que sepan en toda España que en Sevilla no tenemos calle o estatua del dictador, pero sí la tumba del golpista de Sevilla, Queipo de Llano, en la iglesia de la Macarena. Aquel que se levantó contra la legalidad, aquel que arengaba por Unión Radio "de facultar a todos los ciudadanos de cuando tropiecen a uno de esos sujetos lo callen de un tiro. O me lo traigan a mí que yo se lo pegaré" (Ortiz V.: Del golpe militar a la guerra civil. Sevilla 1936), aquél, responsable de los fusilamientos a sevillanos y no sevillanos; aquél, que en la toma de los barrios del sector oriental sacaron mujeres y niños de sus casas para utilizarlos como parapetos humanos y causó la muerte de varios de ellos como reflejan sus fallecimientos en el Registro Civil; o arengaba a las violaciones: "Nuestros valientes legionarios y regulares moros han enseñado a los rojos lo que es ser hombres. De paso, también a las mujeres de los rojos, que ahora por fin han conocido a hombres de verdad y no castrados milicianos", (Crónica de España, Plaza & Janés). El terrorista que más terror infundió y sangre produjo, el terrorista que más sevillanos mandó fusilar, hasta en las mismísimas y habituales murallas de la Macarena después de la toma de la ciudad.
Señores de la Macarena y arzobispado, el mandamiento de "no matarás" obliga, si se es religioso y demócrata, a no tener en su seno a un genocida y golpista que violó las instituciones democráticas legalmente constituidas, los derechos humanos y los diez mandamientos. Pinochet provocó 3.197 muertos en 17 años, según Amnistía Internacional, en todo Chile; Queipo, 3.028 fusilados pero en tan sólo siete meses, como refleja el registro del cementerio de Sevilla de julio de 1936 a febrero de 1937 en fosa común.
Todo el mundo conoce a Pinochet, pocos a Queipo. El que no lo conozca, está en la Macarena.
Qué inmoralidad que la Iglesia española diga que "recemos por la unidad de España" y que "ataca a la familia la asignatura de Educación por la Ciudadanía".
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