domingo, mayo 28, 2006

Chapuzas a domicilio

Hace pocas semanas tuve a unos albañiles en casa, cuando empezaron todo eran alegrías y buenas intenciones, luego, todo se alarga menos las horas que dedican al trabajo, llegó un momento que, ellos o nosotros, hubo que ponerse tensos para que abandonaran la casa, parecían concursantes de "Gran Hermano" que no acaban nunca de marcharse, Forges lo explica mejor que yo en su viñeta. A lo largo del tiempo que permanecen en tu casa, los nervios se van poniendo como escarpias pero no todo son sinsabores, se cambia impresiones con ellos, se aprenden las nuevas técnicas que se emplean en la elaboración de los trabajos.

A lo largo del tiempo, ellos, los profesionales, hacen cosas inexplicables, en arreglar esos entuertos y luego en comentarlos se pasan después las horas, lo que hace que tengamos cosas de que hablar y que la vida se haga más "amena", se aprenden tacos nuevos, técnicas de conversación pues para recomponer lo que hacen con el culo en vez de con la cabeza, hay que usar artes oratorias de todo tipo, ellos siempre lo hacen bien, si está mal, la culpa es del suelo, de la pared, del rumano que tienen contratado que no se adapta, etc...

Y cuando logra uno que acaben, que lleguen al convencimiento de que han acabado, falta lo peor de todo, la verdad es que uno se pregunta el porque de las torturas que infringen los americanos a sus prisioneros, cuento dinero y trabajo a lo tonto, si les hubiesen mandado una cuadrilla de fontaneros, albañiles y pintores españoles a los irakies, la tortura hubiese sido mucho mayor, les hubiesen dado el petroleo que les hubiera hecho falta, y los soldados estadounidenses podrían haber hecho lo que siempre hacen ese tipo de gente, jugar al baseball, ir de putas, etc... todo mucho más limpio donde vas a ir a parar. Bueno pues sí, todavía falta lo peor, la factura, que esa si que no es de chapuceros, es de profesionales de primera supercualificados.

De todas las maneras, la población en general no es consciente del reciclaje que han tenido que hacer estos profesionales para adaptarse a los nuevos tiempos, para modernizarse y para que al mismo tiempo las más arraigadas tradiciones patrias no se pierdan, tradiciones como la del piropo, otrora machista y ordinario hoy ajustado a los cánones de los tiempos que corren.

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