Hubo un momento hacia el final de los años 60 que los turistas europeos encontraron como nuevo destino goloso para ir de vacaciones, España, se abría el régimen y en nuestro país había sol, playas y tranquilidad, lo típico de España era el buen clima.
A medida que fueron viniendo y viendo lo que aquí había se dieron cuenta que lo típico de este país no sólo era el sol, los toros, los toreros y el tricornio de la guardia civil. Descubrieron artilugios típicos como el botijo y la boina con su rabillo correspondiente, la paella y el jamón serrano, el nativo autóctono, el típico “machus hispánicus”, que al final era más “hispánicus” que “machus”, observaron atónitos lo que, según estudios muy serios de no sé qué universidad estadounidense, era quizás lo más típico de España, que es que, allí donde hay una obra, se ven muchas personas ociosas mirando el desarrollo de la misma.
A partir de ahora, todo ha cambiado, los nuevos acontecimientos, usos y costumbres de los españoles han hecho que cambie radicalmente lo que realmente nos recuerda lo español, usted abre el periódico cualquier día y se encuentra noticias de lo más variopinto en cuanto a corrupcion, cohecho, robo, trafico de influencias, lavado de dinero, todas las figuras delictivas y algunas que se sabe que se dan pero que como en lo del dopaje, van adelantados los delincuentes en relación a su tipificación en el código penal, se va legislando según se va pescando y conociendo a los nuevos delincuentes y sus inventos delictivos.
Un avispado ha logrado concentrar en un "perfume", a veces la palabra perfume no nos tiene que llevar necesariamente a algo agradable, todos estos aromas en un frasquito que ya es lo más típico de España, estas navidades, va a hacer furor entre los regalos navideños, no huele muy bien pero es un producto tan típicamente español que los visitantes se lo llevan por docenas para sus familiares y amigos que no se han podido trasladar a nuestro país, unas gotitas simplemente les hacen la ilusión de encontrarse en España.
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