martes, febrero 27, 2007

Donde dije digo, digo Diego

Artículo de Javier Marías en el país semanal:

Tan rápido va todo que cuando estas líneas vean la luz, dentro de dos semanas, casi todo el mundo habrá opinado sobre las palabras en Pozuelo del ex-Presidente Aznar (“el mejor de la democracia”, según unos cuantos), y las habrá olvidado. Me disculpo, pues, por la probable superfluidad de este artículo, y me permito recordarlas: “Todo el mundo pensaba que en Irak había armas de destrucción masiva”, dijo Aznar (conservo sus habilidades sintácticas y gramaticales pero los subrayados son míos), “y no había armas de destrucción masiva. Eso lo sabe todo el mundo y yo también lo sé. Ahora. Yo lo sé ahora. Mm. Tengo la ? problema de no haber sido tan listo de haberlo sabido, mm, antes. Pero es que, cuando yo no lo sabía, pues nadie lo sabía. Todo el mundo creía que las había, ¿sabes? Entonces es un problema, porque las decisiones hay que tomarlas no a toro pasado, sino cuando está el toro sobre el terreno, y es ahí cuando hay que torear. Torear con cinco años de retraso, esa es tarea de los historiadores”.

Vale la pena detenerse no ya en lo que dijo el ex-Presidente, sino también en lo que vino a decir. Y lo que vino a decir fue esto: 1) Que en 2003 se guió sólo por creencias, intuiciones, tal vez rumores. 2) Que eso, sin embargo, no le impidió declarar en febrero de aquel año: “Todos sabemos que Sadam Husein tiene armas de destrucción masiva”, o “El régimen iraquí tiene armas de destrucción masiva. Puede estar usted seguro. Y pueden estar seguros, todas las personas que nos ven, que les estoy diciendo la verdad. 3) Que, por tanto, en 2003 mintió a todos los españoles, puesto que ni sabía ni estaba seguro ni decía la verdad que dijo decir, sino que pensaba que había armas y de hecho no lo sabía. 4)... ( leer todo).

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