martes, marzo 20, 2007

Una visión visceral y orgánica

“¿Sabe usted lo que me parece? Me parece que estoy viajando por el interior de un cerebro atacado de violentísima jaqueca. Estas figuras son como las formas perceptibles que afecta el dolor cefalálgico, confundiéndose con los terroríficos bultos y sombrajos que engendra la fiebre”.
Teodoro Golfín, personaje de “Marianela”, de Benito Pérez Galdós.

Las minas de Mercadal forman parte del complejo minero de Reocín. Incluso se conservan algunas galerías de la época romana.
La edad geológica del yacimiento data de la era Secundaria (Cetácico Inferior, Aptiense, concretamente Bedoyliense), es decir, de hace unos 110 millones de años.

La mineralización se da en dolomías ricas en hierro. En algunas galerías de la mina no sólo aparecen las clásicas formaciones convencionales (estalactitas, estalagmitas…), sino incluso las raras perlas de las cavernas o pisolitas.

Como en Reocín, había blenda (sulfuro de zinc) y galena (sulfuro de plomo); a estos minerales les acompañaban grandes cantidades de marcasita (sulfuro de hierro), sin utilidad. Precisamente, la alteración posterior de este último mineral, debido a las aguas subterráneas, ha dado lugar a los colores que es posible contemplar en la mina y en las fotografías.

LA NATURALEZA, A TRAVÉS DEL TIEMPO, HA REVESTIDO A LA MATERIA INANIMADA CON LA APARIENCIA DE UN ORGANISMO VIVO QUE PALPITA EN EL INTERIOR DE SUS ENTRAÑAS

Colores y formas de belleza casi orgánica se esconden en el interior de las galerías.

Francisco Fernández Ortega y María del Carmen Valls Uriol son geólogos y autores de muchas publicaciones sobre las cavernas y las minas de Cantabria.

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