lunes, enero 16, 2006

El nuevo Kaspárov

Gari Kaspárov ha cambiado de rival: en lugar de Anatoli Kárpov, Vladímir Putin, a quien él llama "Calígula". A los 42 años, 10 meses después de retirarse del ajedrez tras ser el número uno durante dos decenios, preside el Comité Elecciones Libres 2008 y promueve el Frente Cívico, que pretende unir a toda la oposición.

En el País domingo del 15-1-06 podemos ver una entrevista a Gari Kaspárov que, con su gran inteligencia explica de modo muy entendible la manera de gobernar de Putin desenmascarándole de manera inmisericorde y poniendo en evidencia por extensión cuál es la prioridad de todos los gobernantes en el momento que cogen el poder.

Hay una frase que pone en boca del presidente de la Duma ( que es el parlamento de Rusia) que es para mi gusto la frase del siglo: “El Parlamento no es un lugar para discusiones”. Define muy bien la Rusia actual.

Si consigue algo, después seguro que será como todos los políticos pero hay que reconocer que este Kaspárov engancha por su clarividencia, y además de contar con una gran inteligencia los tiene bien puestos. Me gusta este nuevo Kaspárov

Una de las preguntas que le hace Leontxo García en la entrevista:

P. Usted insiste en que Putin no se irá tranquilamente, cumpliendo su palabra.

R. ¿Irse? ¿Dónde? Putin no es un individuo aislado, sino el jefe de un clan muy poderoso, de los más ricos del mundo. Para muchos de sus miembros, perder el poder significaría, en el mejor de los casos, perder lucrativos negocios, y en el peor, ser procesados por las ilegalidades cometidas. Aunque el nuevo Gobierno fuera muy próximo a Putin, si las cosas van mal necesitará culpar a alguien, y nadie mejor que el Gobierno anterior. Por tanto, Putin necesita la garantía de que realmente va a controlar al próximo Gobierno; no le basta con ser, por ejemplo, presidente honorario. Espero una maniobra importante suya en 2006. Quiere cambiar la Constitución, pero teme que los líderes occidentales no tengan tragaderas suficientes para asumir también eso en silencio. Puede optar por maniobras sibilinas. Por ejemplo, una unión con Bielorrusia, que obligaría a cambiar la Constitución. O alguna modificación que cambie la república presidencialista por otra en la que el partido tenga el control del poder, y él sea el jefe del partido. Hará algo que no le dé muy mala imagen, pero que le permita mantener el poder.

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