lunes, enero 30, 2006

Politicamente sano

Por PENELOPE GLAMOUR
Tengo la razonable intuición de que la Tierra nunca dejará de ser un planeta cochino invadido de dioxinas y envuelto en una atmósfera cenicienta. Eso sí, los marranos que lo pringan todo han conseguido convencemos de que el agujero de la capa de ozono crece cuando Támara aprieta el bote de laca o que fumar es lo único que nos mata. Como siempre, la culpa de todo la tenemos los pobres, el último eslabón de la cadena y papá Estado -en aras de proteger nuestra salud-paga una campaña para que no fumemos con el dinero que saca de vendernos cigarrillos. La misma hipocresía que lleva a los reporteros rosas a criticar que un famoso se gane la vida vendiendo su propia idem mientras ellos viven de vender la idem de los demás.

Es por nuestro bien -dicen los que mandan- pero ellos se pasan Kioto por el forro y nos condenan a vivir respirando toneladas de CO2 que, al parecer, por más tsunarnis, terremotos y huracanes que aterren al mundo, no se pueden disminuir de golpe porque -contengan las carcajadas- se frena el progreso de la civilización.

Yo, después de torturarme con el Tomate y Salsa Rosa. creía que ya vivíamos estancados en Atapuerca. Belén Esteban nunca ha superado la edad de piedra y Marujita, Sara Montiel y Carmen Sevilla son viejas joyas del Paleolítico inferior, por no hablar de Fraga, veterano de la última glaciación.

Tal vez los gobernantes, antes de tomar ciertas decisiones, en lugar de superar unas elecciones democráticas deberían aprobar el Gran test televisivo que mide el cociente intelectual y que ha ganado la cántabra Mirlan Díaz Aroca Sin desmerecer a la chica, que es universitaria, cierto es que tampoco había ningún candidato a premio Nobel entre sus competidores.
No se si Mirian es fumadora pero Santiago Carrillo sí y su salud de hierro es capaz de reventar cualquier campaña de fumar mata. Yo personalmente prefiero un político chimenea a un anabolizado mental que me obligue a soportar las secuelas de tanta proteína de camellos en su organismo. Me refiero a Arnold Schwarzeneger, un ameba de la peor especie que firma sentencias de muerte cuando le viene el ramalazo Terminator.

Cuídese usted de los que llevan una vida sana. Los que siempre están a dieta se pasan el día malhumorados porque se frustran cuando descubren que no son más felices por ser más delgados y los que hacen deporte corren el riesgo de preocuparse demasiado por el cuerpo y poco por la mente. Mucho continente y poco contenido.

A mí no me parece razonable que se recomienden tanto los gimnasios y tan poco las bibliotecas, miren sino el caso de Ana Obregón que después de muchas horas de pesas, siliconas y botox ha pasado de bióloga a barbie geriátrica -que dice la prensa británica- lo que de alguna manera confirma que el deporte no es tan bueno para la mente. Al menos para esta pobre que ha perdido la olla, la dignidad y el respeto. Ese desprestigio no hay licenciatura que lo levante, menos cuando se inicia una guerra mediática contra una fotocopia, la Spice Girl Victoria Adams, a cuenta de otro "sano" de manual: David Beckam. A la vista de los acontecimientos, a mí, gimnasios, los justos, y en la mesa me repugna lo políticamente sano ¿para qué? si nada más salir por la puerta del restaurante aspiro monóxido a saco. Como ya está todo tan sucio, un poco más de polvo no importa y la pobre Kate Moss se intoxica más de la cuenta y es una proscrita social. Menos mal que ya respira aire -oficialmente- puro de ese que ya no queda ni en el Amazonas.

Donatella Versace, compañera de tóxicos de la anterior, ha sustituido su adicción a la cocaína por el bótox. Pero según Tom Cruise, todo tiene arreglo: Lo peor es la medicina tradicional. El cienciólogo ha echado públicamente la bronca a Brooke Shields -mira que le fue rentable a esta chica aquel baño en cueros en el lago azul- por haberse curado la depresión con medicinas. El actor aconseja a todo el mundo -Dios mío, cuánto iluminado habita el planeta- que abandone su medicación y supere sus males por el camino de la "purificación". Espiritualidad que escaso poso ha dejado en su ex Penélope Cruz quien, después de declararse antilaurina y enviar una carta a la alcaldesa de Pamplona pidiendo suspender los sanfermines, cobrará una millonada por convertirse en la novia de Manolete para la gran pantalla.

Como dijo Marx, el mundo hay que cambiarlo, no basta con interpretarlo. Usted y yo cambiamos: ellos deciden que no podemos fumar y nosotros obedecemos. Por eso le recomiendo que ejerza de subversivo, olvide la lista de buenos propósitos para el año nuevo: sea menos responsable, no se salte nunca el postre, quítese la bufanda y ríase más. Le auguro un futuro tóxico aunque no prenda un cigarrillo. La nicotina, la contaminación y el colesterol nos matan lentamente. Pero no tenemos prisa.

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