Copio literalmente una noticia de una revista que se edita por un colegios de abogados:
Un secretario* muy español
Reproducimos seguidamente y sin ningún tipo de comentario (sobran las palabras) el acuerdo que el secretario de un juzgado de Badajoz remitió a un juzgado de Barcelona: "Visto el contenido del exhorto* enviado por este Juzgado y que por el turno de reparto correspondió al Juzgado de lo Social número 23 de Barcelona, en el cual aparecen sendos escritos encabezados por 'Direcció General de Relacions amb I'Administrado de Justicia" y "Minuta d'honoraris", que vienen redactados en una extrañísima y curiosa lengua, totalmente ajena al idioma oficial de estos pagos patrios, se devuelve el mismo para que por el organismo correspondiente sea correctamente redactado y sin faltas de ortografía en el idioma oficial común de nuestra Nación, esto es, el ESPAÑOL, lengua en la que se han escrito las mejores obras de la Literatura Universal, con la que se civilizó medio mundo y prácticamente hablada en todo él. En cualquier caso por estas tierras españolas, la mayoría de sus habitantes son bilingües pues conocen el idioma portugués, otra clásica lengua Romana, en la que también se han escrito grandes obras de la Literatura Universal. Si en el plazo de 15 días no se ha cumplimentado correctamente el exhorto se entenderá que se renuncia a la tasación de costas ".
*Exhorto: Es una petición de realizar una diligencia judicial desde un Juzgado donde se conoce un asunto a otro Juzgado donde reside la persona sobre la que se quiere formalizar esa diligencia.
*Secretario: Es la persona licenciada en Derecho que actúa como notario judicial y da fe de todos los actos que se realizan en un Juzgado. Además es el encargado de llevar la dirección de la oficina judicial.
Quizás el señor Secretario estaba en su derecho de devorver el exhorto, pero realmente existen formulas mucho más sosegadas para la seriedad que requiere un lenguaje institucional correcto y educado. Los que enviaron el exhorto en lengua catalana tampoco actuaron correctamente, pero es una demostración palpable de que ciertas personas, con independencia a la comunidad o país que pertenezcan, no favorecen a la buena convivencia y cordialidad que deben de requerir las relaciones, tanto entre instituciones como entre personas civilizadas, aunque es un fiel reflejo del clima político que últimamente se ve en todos los medio de comunicación.
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