martes, marzo 07, 2006

Día de la mujer trabajadora

Una mujer estaba sentada en un bar cuando entró el tío más bueno que jamás había visto.

Era alto, con un pedazo de cuerpo, guapísimo, y cada movimiento suyo era tan sensual que la mujer no pudo dejar de mirarlo.

El hombre se dio cuenta, se le acercó y le susurro al oído “haré cualquier cosa, lo que tu hayas fantaseado por 50 euros. Sólo con una condición que me lo pidas con tres palabras”.

La mujer le miró a los ojos, flipada por lo que aquel musculoso hombre le había dicho.

Considerando su proposición, y sin pensárselo un momento, escribió su dirección en una servilleta y le puso el dinero en la mano.

Luego se arrimó a él y le susurro en el oído su pedido en tres únicas palabras:

LIMPIA MI CASA.

Que el único impedimento para que una mujer pueda trabajar sea el que tiene un hombre, que tenga el mismo salario y que no haga falta el día de la mujer trabajadora para recordárnoslo.

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