Estamos recien entrados en la estación de otoño, tecnicamente hablando, pues lo que con mis ojos veo es que, el verano parece que quiere quedarse en esta mi tierra, se caen las primeras hojas, pero el paisaje no adquiere ese color que las nubes y el viento nos debían de traer. Si, se advierte en las caras de los que tuvieron que despedir a sus veraniegos amores, pero no en el cielo pintado de azul; quizás pueda ayudarme este poema de Georg heym a recrearlo en mi mente.
El otoño está aquí El otoño poeta, penetra a través de la tierra roja envolviendo en su densa capa, sus adornados pliegues, un poema para el ojo, y, con cara suficientemente lúgubre como para morir atrapa con blanca y fina mano el dorado pincel de detrás de su oído, entonces, se sienta en la húmeda hierba - ciertamente no, no debe dejar que sus zapatos de charol se humedezcan. No, confundido en su banco, se estremece ante el apuro del frío del invierno aproximándose, y, vigila al amortajado sol cojeando hacia su tumba; al final emborrona su baba en papel japonés apestando a las más lozanas y tardías rosas, no viendo como los niños volando sus cometas alto en el azul día de otoño están rivalizando con mi viejo y querido sol para imitar al desdichado parásito. Por Georg heym De Faber Book of 20 th Century German poems. |
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