sábado, mayo 19, 2007

Pequeños monstruos

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Se empieza por estos actos de fuerza y, al final, si se cede pues se puede llegar a lo que le pasa a esta madre asturiana que pide ayuda a las autoridades, no quiere perder la custodia pero no puede más y quiere que los servicios sociales le solucionen esta gran problema que es el no poder con una hija en este caso.

"Insultan, zarandean y pegan a los padres. Les amenazan incluso con matarlos. Son niños y adolescentes violentos. Hijos tiranos que atemorizan a las familias. Más de cinco mil padres desesperados los han denunciado. Los fiscales toman cartas. Los expertos esbozan teorías".

“La causa es mixta, tanto biológica -chicos que tienen mayor dificultad en desarrollar emociones morales y una conciencia- como sociológica: ahora se desprestigia el sentimiento de culpa y se alienta la gratificación inmediata y el hedonismo. La familia y la escuela han perdido capacidad de educación y esto favorece que chicos con esa predisposición biológica, que antes eran contenidos por la sociedad, tengan mucha más facilidad para exhibir la violencia”. Mantiene el psicólogo Vicente Garrido.

Javier Urra psicólogo de la Fiscalía de Madrid y asesor de la UNICEF opina que “éste es un problema de mala educación, se ha perdido el respeto a unos valores naturales al ser humano. Vivimos en una sociedad permisiva que educa a los niños en sus derechos pero no en sus deberes, donde ha calado el lema “no poner límites” y “dejar hacer”, malogrando así una correcta maduración”.

Según la última encuesta realizada por el Instituto de la Mujer, el 14 por ciento de las que sufren violencia en casa tiene por agresor a su propio hijo.


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No hay que permitir ciertas cosas muy pronto pues después pasa lo que pasa, de todas las maneras hace falta una ley del menor quizás menos permisiva, pero sobre todo hace falta la construcción de muchas plazas en centros especializados de menores, que el gobierno invierta más y que no deje a las familias que lo necesitan, ni los demás compañeros de colegio o instituto a merced de estos no tan pequeños tiranos, habiendo centros especializados se les puede coger a tiempo y enseñarles a ser socialmente aceptables.

Quizás también hacemos demasiado incapié en el abandono, en la permisividad, no dando la importancia que tiene a lo de los cachetes y golpes, un niño que es corregido con violencia, puede que esos golpes que le propinan incidan en que luego él piense que con violencia se arregla todo.

Serio problema éste de la violencia de hijos contra sus progenitores.

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