LIBERARSE DE LA CULPA
Marta no podía dejar de darle vueltas a un asunto y le contó su secreto a Ana. Desde hacía unos meses, se escribía correos electrónicos con un hombre por internet. Se había acostumbrado a aquella comunicación y estaba convencida de que ya no podría vivir sin ella.
Marta, al igual que su amiga, estaba casada y tenía un hijo adolescente. Trabajaba como auxiliar administrativo en una empresa pública y su marido, Jorge, viajaba mucho. Ella se encontraba sola y se aburría.
Cuando su esposo trajo a casa un ordenador con conexión a internet, no pensó que iba a ser tan importante en su vida. Un día se le ocurrió entrar en un chat y conoció a alguien que parecía especial. A partir de entonces, todos los días se enviaban un mensaje, aunque se escribían más cuando su pareja estaba de viaje de negocios. Aquel día, al abrir el correo, no había ninguno en la bandeja de entrada y Marta empezó a inquietarse y a pensar que dependía demasiado de su amigo secreto. A la hora del café, en la oficina, le contó a Ana lo que le ocurría. Ella escuchaba perpleja la relación que mantenía con ese hombre. No le parecía bien lo que hacía. Conocía a Jorge, al que consideraba un hombre atento. ¿Cómo podía hacerle esto? Por supuesto, le dijo que no se preocupara tanto, que aquello era una tontería y que quizá sería mejor que él no le volviera a escribir.
Marta se sintió incómoda, pues nunca supuso que la iba a regañar como si fuera una madre. Lo primero que hizo Ana cuando llegó a su casa fue contarle a su marido la historia. Ana no era una buena amiga, no quería a Marta porque la envidiaba demasiado y además también guardaba dentro de sí un secreto: le gustaba mucho el esposo de su amiga.
Cuando se descubrió que el amigo de Marta era su propio marido, que había organizado aquella argucia para recuperar a su mujer porque pensaba que estaba perdiendo su amor, Ana cayó enferma. Hasta cierto punto, la aventura de su amiga la liberaba de la culpa que tenía por sentirse tan atraída por Jorge. Pero cuando descubrió que éste seguía enamorado de Marta, su secreto le estalló dentro de sí.
Por Isabel Menéndez
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