Una mañana llegó a las puertas de la ciudad un mercader árabe y allí se encontró con un pordiosero medio muerto de hambre. sintió pena por él y le socorrió dándole dos monedas de cobre.
Horas más tarde, los dos hombres volvieron a coincidir cerca del mercado:
-¿Qué has hecho con las monedas que te he dado?- preguntó el mercader.
-Con una de ellas me he comprado pan, para tener de que vivir, con la otra me he comprado una rosa, para tener por qué vivir.
"Calzado con zapatones de madera de fresno y suela de piedra. Porta una honda y un catalejo. Ayuda a encontrar los objetos perdidos por la personas buenas, pero no socorre a quienes tengan mala intención, burlándose de estos desde su escondite en la espesura".
martes, julio 26, 2005
belleza para vivir
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