viernes, julio 08, 2005

La exasperación en seco

Uno de los episodios más cómicos y que mejor demuestran lo poco loco que está Don Quijote, o que lo está sólo a ratos escogidos, de manera consentida cuando no dirigida, es aquel en el que decide penar por amores, en imitación de Amadís y de Orlando, "y hacer una o dos docenas de locuras que las haré en menos de media hora", de las cuales ofrece una muestra a Sancho para que así pueda figurarse el resto y relatárselas a Dulcinea. Justo antes de esta escena, el escudero intenta convencerlo de que no hay motivo: la dama no lo ha desdeñado ni, que se sepa, "ha hecho niñería con moro o cristiano". A lo que Don Quijote responde, muy ufano: “Ahí está el punto, y esa es la fineza de mi negocio; que volverse loco con causa, ni grado ni gracias; el toque está desatinar sin ocasión y dar a entender a mi dama que, si en seco hago esto, ¿qué hiciera en mojado?"

Lleva el Partido Popular un año largo convertido en oposición, e imitando sin pausa al Don Quijote de este episodio. Claro que en el Caballero hay ingenuidad, simpatía y mucha guasa, mientras que la emulación de este partido está teñida de todo lo contrario: hay en ella artería, y antipatía inamovible, y solemnidad cargante. No digamos ya en sus jaleadores mediáticos, algunos directamente psicopáticos y cada vez más parecidos a los de las emisoras de radio que en buena medida instigaron las matanzas atroces de Bosnia y de Ruanda. Ojalá un día no haya que pedirles cuentas, porque eso significará que sus actuales propósitos de encono han fracasado.
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