Lo mismo que una empresa reduce costos, el Vaticano parece que ha sopesado y, tratando de reducir costos pues la vida está muy cara, sopesa el hacer desaparecer el limbo, ese sitio donde los maestros nos decían que estábamos cuando nos pillaban en fuera de juego, que es lo que tendremos que decir a partir de ahora si es que al final se suprime, ya que, estar en fuera de juego es como estar en el limbo futbolístico y, en estos tiempos el fútbol sirve lo mismo para tener a todo un pueblo en el limbo que para sustituir una situación sobrevenida y poder expresar lo que ya no se puede expresar.
Es curiosa esta capacidad de la Iglesia para, primero inventarse un lugar donde pueden estar los que no sabían donde encuadrar, y luego de un plumazo hacer desaparecer ese lugar inventado. Todo el mundo preguntaba en la escuela, padre ¿y los niños que se mueren antes de ser bautizados dónde van? Ante lo injusto de la respuesta, pues era totalmente imposible ir al cielo en esas condiciones, tuvieras la edad que tuvieras, era muy socorrido lo del limbo, sin más explicaciones, ¿ y qué se hace en el limbo? Preguntábamos, ¿cuando se sale de allí? el cura salía por la tangente con alguna explicación de urgencia y enseguida se acababa la clase o se pasaba a otros temas más importantes.
Quizás ahora nos den la respuesta y sabremos donde van todas esas personas, que deben de ser muchas. Me viene a la cabeza que esto es un poco como cuando el gobierno le da competencias a alguna autonomía pero al revés, hay que devolver las competencias, lo que no sabemos todavía a quién le darán la competencia de todas esas personas que según la Iglesia están ahora mismo en el limbo. Igual hay que llamar a Condolezza Rice para que nos prepare un acomodo de esos que hace ella pues también es especialista en eso de tener personas en el limbo jurídico.
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