sábado, diciembre 03, 2005

Viene otra guerra



Viene otra guerra, una guerra que sería evitable sólo poniendo lugares para fumadores donde no se moleste a nadie. Ni las obras de teatro clasico se libran del fundamentalismo. Se supera lo de izquierdas y derechas, habrá fumadores y no fumadores...

Arthur Miller, «víctima» de la ley antitabaco en Italia

La normativa transalpina, tan restrictiva como la que entrará en vigor en enero en España, obliga a suspender obras de teatro en las que los actores fuman en escena - El siguiente reto del Ejecutivo de Berlusconi es prohibir el cigarrillo en los estadios de fútbol.

El rigor en la aplicación de la ley antitabaco en Italia ha llevado a modificar escenas de obras clásicas mientras que la tensión entre partidarios y detractores de la norma ha propiciado incluso agresiones en los bares y los restaurantes de Roma.

Ángel Villarino
Roma- En Italia, el tabaco ya no se tolera ni por amor al arte. Que se lo digan al actor Sebastiano Lo Monaco, que fue recriminado sobre las tablas cuando encendió un cigarrillo, exigencia de la puesta en escena de «Panorama desde el puente», de Arthur Miller. Una mujer saltó desde la segunda fila y exigió a grito pelado que se detuviese la función. «Eso está prohibido», recriminó al actor, quien simplemente se ceñía al guión de la obra. La dirección del teatro veneciano decidió no entrar en polémicas y suspendió la función. Quince minutos después se reanudó, pero el texto original de la obra tuvo que ser adaptado a las restrictivas exigencias de la ley antitabaco italiana, en vigor desde enero. Lo Monaco se vio obligado a interpretar la tensión del drama con un chicle. «He representado la obra 300 veces, y nunca me había pasado algo parecido. Interpretar una obra de Miller sin tabaco es una locura», se quejó. Protesta inútil porque la de los fumadores en Italia es una batalla perdida. La anécdota es paradigma de una cruzada, encabezada por ex fumadores que no toleran sus antiguos vicios. Los peores fundamentalistas han sido siempre los conversos. También lo era el ciudadano de Brescia que a principios de año denunció a su mujer porque fumaba en casa. «No tengo porqué soportar sus zorrerías», se quejó, y añadía que si no tiene hijos es porque no quiere verlos rodeados de humo. El tribunal desestimó el pleito y animó a la pareja a lavar los trapos sucios en casa, puesto que por el momento la ley italiana no contempla prohibiciones en recintos privados.

Un estudio asegura que mientras la nicotina pierde adeptos, el hachís y marihuana alcanzan cifras récord.

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