martes, abril 12, 2005

Discriminación ¿Hasta cuándo?

Una carrera fulgurante de piloto de avión rota por un embarazo. Una discriminación en el trabajo por razón de sexo, a quien lo tribunales han dado la razón.

CONSUELO ARTO. Piloto de avión.

“ Mi carrera se paró en el momento en que me quedé embarazada”. Dice Consuelo de 38 años, “ estaba a punto de saltar a comandante”. Ocurrió hace nueve años. Hasta entonces, la trayectoria como piloto de esta mujer menuda había transcurrido a velocidades dignas de la aviación: a los 15 años tripulaba aparatos sin motor, a los 18 ya tenía el título para llevar aeronaves y a los 22 era instructora de vuelo.

Tras comunicar la gestación de su segunda hija, se quedó sin sueldo de la noche a la mañana. “Con un crío de tres años, una casa y, de repente, sin ingresos. Porque tenía a mi marido...”.un reconocimiento oficial le inhabilitó para volar mientras estaba de baja por amenaza de aborto en las semanas iniciales del embarazo, situación en la que los tripulantes de aeronaves no pueden embarcarse, salvo en los meses intermedios. Ella, semana tras semana, mandaba un burofax ofreciéndose para desempeñar otras funcione. Formar pilotos, por ejemplo. “ se negaron y pusieron a dar clase a gente menos experta que yo”, recuerda. Luego fue despedida. El largo litigio ha acabado en el Tribunal Constitucional, que dictaminó hace unos meses que al empresa, Pan Air, la discriminó por razón de sexo. Los abogados de la compañía han indicado que “ que no hubo más remedio que suspender el contrato”. Ya que entonces, en 1998, había un vacio legal que no protegía a la trabajadora.

Los problemas, dice ella, comenzaron ya tras el embarazo de su primer hijo: se le acabaron los ascensos en la compañía en la que, durante cinco años, había tripulado aviones cargados de paquetes. Consuelo era la única mujer piloto “ y después de lo mío”, dice, “ no han vuelto a contratar a otra”. Cuando se reincorporó, le insinuaron “que no tuviera más hijos, incluso me preguntaron”, recuerda, si mi marido no me podía mantener. Y me cambiaron la programación, me pusieron todos los vuelos por Europa, imagínate, pasar cinco días fuera de casa con un bebé de cuatro meses”.
Consuelo posee casi 7.000 horas de vuelo pero la única cabina que conduce ahora es la del centro de estética que acaba de abrir en Aravaca, un barrio de Madrid. “ Me han echado de la profesión”, dice, “ con la crisis que sufre la aviación desde el 11-S es muy difícil incorporarse si no estás consolidado. Si yo hubiera continuado en mi compañía, seguiría volando.

En el embarazo de Paloma ( su segunda hija, que ahora tiene 6 años) tuve que asistir a juicios, a reuniones desagradables. No sé, mi hija es muy nerviosa, y yo creo que es que no estuve ni un minuto tranquila”. Una vez nacida la niña volvió con la certeza de que iban a ir a por ella.” Ante, me sometí a exámenes médicos por mi cuenta que certificaban que era apta para volar”. Pero no superó una prueba rutinaria que rebasaba dos veces al año. “ Te meten cuatro horas en un simulador y tienes que resolver averías o aterrizajes forzosos. Lo hice como siempre, pero no pasé”. La despidieron. Aún renueva su licencia cada año. Sólo quiere volar. Lanza una reflexión final:” han avisado a otras empresas de que era conflictiva y yo digo que si lo hubiera sido no habría estado casi 10 años allí, ¿no?. El País
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Hay una ley de Igualdad que prepara el Gobierno-y que incluye despidos para el acosador o la imposibilidad de obtener contratos públicos a empresas condenadas en firme por discriminación-pretende combatir situaciones tan injustas como éstas que todavía se dan en España y con mucha asiduidad, creyendo en según que entornos, que ya todo esto está superado y que son resquicios que quedan.

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