¡Oh! Qué día tan espléndido, seguro que ahora viene alguien y me lo jode. Esta es la frase que se suele ver escrita por ahí, en mi caso debo decir que ha sido todo lo contrario, estas así, cansado, con pocas ganas y, de repente algo te alegra el talante, una tontería en realidad pero a veces las pequeñas cosas te echan a andar.
Era viernes, las tres y media de la tarde, todavía no había comido, había salido de trabajar y labores donde labores, los viernes al medio día en mi caso, empieza el fin de semana, me encontraba pesado, empezaba a desconectar, cogí el teléfono para oír los mensajes y oigo “ Carlota hola-nadie en mi casa se llama Carlota- que me di eso por la cara, dos veces, como no estoy acostumbrada se me metió en los ojos, pero ha sido fantástico me encuentro como nueva, como salgo esta tarde y no se si estás ya te lo devolveré, tu ¿ estás bien no? Bueno ya hablaremos a la vuelta”. (Así textual ).
La verdad me empezó la risa y como digo empecé a desconectar casi sin querer. La señora dejó su mensaje se fue tan tranquila a sus vacaciones y su amiga ni recibió el mensaje ni se enteró de nada, los adelantos de la técnica tienen estas cosas graciosas.
Llamé al teléfono del que procedía el mensaje pero no había nadie y cosa curiosa no tenía contestador automático.
"Calzado con zapatones de madera de fresno y suela de piedra. Porta una honda y un catalejo. Ayuda a encontrar los objetos perdidos por la personas buenas, pero no socorre a quienes tengan mala intención, burlándose de estos desde su escondite en la espesura".
sábado, abril 09, 2005
Las pequeñas cosas
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