En este artículo de Javier Marías , segundo de una serie de dos, con su fina pluma y su impecable modo de describir hechos y acontecimientos, nos ilustra ampliamente de las pesadillas del profesorado en las aulas.
Esos niños y adolescentes, a veces asilvestrados, que no se dejan domar de una forma sencilla, es más, son contestones, boicotean y son violentos.
Normalmente se suele culpar de estos serios problemas a una permisiva ley de educación.
Surge entonces el debate, ¿ serían convenientes los castigos físicos en el hogar para que los niños respetasen los límites que impone la armonía con los demás, y llegasen al colegio más educados en las normas imperantes de la convivencia?
El 58% de los padres españoles cree necesario pegar algunas veces a los niños, esta una puerta que el Código Civil, en sus artículos 154 y 268, deja abierta a los padres, “estableciendo el derecho de los padres a corregir razonable y moderadamente a sus hijos”.
Creo que para instruirse en el debate puede ser conveniente leer esta reflexión de Fernando Savater ¡ Te daba así! Explicando que “ninguna bofetada sustituye a la persuasión pero que alguna puede servir de aldabonazo”. No deja muy claro cuando es estrictamente necesario y cuando esa bofetada es producto de la frustración, histeria o sadismo de algunos padres que ni quieren, ni saben a veces discernir en asunto tan complicado. ¿ y si se hace incorrectamente la distinción? ¿ no corrremos así el riesgo de que ellos luego tampoco saben como parar a tiempo?
También puede ser provechoso leer este otro relato de Angel Hernández Martín “ciudadanos de presente y no de futuro”, que precisa que “es imprescindible incorporar a las familias, estrategias educativas que ayuden a los niños en su aprendizaje... y erradicar la violencia de todos los ámbitos de la vida”. No dice como se puede hacer esto con unos padres que suelen pensar que nadie se ha traumatizado por haber recibido un cachete de pequeño, padre que están más enseñados a ejercer su autoridad por medio de la violencia que por medio de la persuasión.
El primero tiende a ser práctico y realista, antes que ético, no sabemos que haría si tuviese hijos, aunque no hay porque dudar que sería consecuente con sus palabras. El segundo tiende a ser perfeccionista en un mundo que no empieza de cero, en el que la violencia tiene ya un largo trecho recorrido, si bien alguna vez hay que empezar.
¡Pero hay que aplicar una solución! ¿cuál? ¿ alguien sabe que se puede hacer?
Encuesta en el País ¿prohibiria por ley el castigo físico a los niños?
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