En un paseo primaveral por el monte, podemos disfrutar del intenso olor del tomillo o la lavanda
En nuestros paseos primaverales un nuevo sentido entra en acción, y ese es el olfato. No hace falta que nos desplacemos demasiado para sentir el embriagador perfume del tomillo, las aulagas, lavandas, salvia, manzanilla o romero.
En los meses de mayo y junio, el tomillo se encuentra en pleno esplendor. Es una pequeña planta leñosa, muy frecuente en los montes de La Rioja. El tomillo ha sido considerado por las culturas de la antigüedad como celestial. Los griegos lo llamaron thymus, que significa 'valor', y lo empleaban para masajes. Los romanos se bañaban en agua de tomillo antes de entrar en batalla y sus propiedades antisépticas y conservantes eran conocidas por el Antiguo Egipto, que lo usaba para embalsamar y desinfectar aposentos.
La lavanda es otra de las plantas estrella en el mundo de las aromáticas y también la podemos encontrar de forma silvestre en La Rioja. De floración más tardía que el tomillo (hacia el mes de julio), la lavanda, también conocida como espliego, tiene unas pequeñas flores moradas que desprenden un olor inconfundible. Su nombre viene del latín lavare, 'lavar',lo que indica que se empleaba como cosmético natural. (+)
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