El caso del gimnasta Gervasio Deferr no es el único.
¿Por qué no descalificamos los libros de William Burroughs? ¿Y los de Bukowsky? ¿Y los discos de Bob Marley?
A pesar de no ser fumadora y a pesar de lo que me molesta que fumen a mi alrededor (procuro disimularlo para no parecer facha), creo que Gervasio, María Jesús y toda la NBA tienen más razón que un santo. Una cosa es doparse, y la otra, muy distinta, es drogarse. Si a los deportistas se les sanciona cuando se dopan es porque se considera que dopándose tienen una ventaja sobre los rivales. Aumentan los reflejos, la resistencia física y psíquica o la tolerancia al sufrimiento. Pero precisamente los efectos del cannabis no tienen nada que ver con esto. Al contrario. Si hacemos caso de esas campañas tan edificantes del Ministerio de Sanidad y Consumo contra la droga, el cannabis disminuye los reflejos. Altera la percepción de la realidad. Por lo que sé, te da sueño y hasta ganas de fusionarte con el cosmos. Quiero decir que si eres una campeona de boxeo y fumas, lo que quieres es abrazar a tus rivales y darles besos, no noquearles. Por eso -tal y como se podía leer, por ejemplo, en la revista Cáñamo- si se sanciona a los deportistas no es porque se dopen, sino "porque tienen que dar buen ejemplo a la sociedad". [ + ]
Empar Moliner en el País
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