Aznar y su heredero psicológico coincidieron en un campamento de FAES y las JONS, donde el primero dirigió a lo largo de julio (sin quitarse la chaqueta del hombro en todo el mes) un curso de verano acerca de las bondades de la extrema derecha. Rajoy, que ha devenido en un hombre fieltro, dejó hablar a su ventrílocuo y luego le dio razón de forma compulsiva. Tanta razón le dio que se quedó sin ella, por lo que comenzó a desvariar enseguida con lo del desmantelamiento de España, que, sorprendentemente, es lo que más excita a los fanáticos de la unidad. Franco gobernó 40 años azuzando ese fantasma que provocaba lipotimias en sus actuaciones públicas.
Tras hablar muy seriamente de ese desmantelamiento, hizo un análisis de la política de Zapatero, de quien afirmó que no quería ser español, revelación sorprendente que ningún periódico, sin embargo, llevó a los titulares. No aclaró qué rayos quería ser, si ruso, francés, cubano o sueco. También dijo que el actual presidente está llevando a cabo el desmantelamiento con "disimulo" y con un "maquillaje de izquierdas, para que parezca progresista". Le reprochó, en fin, que en vez de hacer una política verdaderamente socialista, que es la que gusta, por lógica, al PP, se limitara a aplicar un barniz para engañar al personal. ¿Aceptaba de este modo Rajoy que la política de izquierdas es progresista? No podemos saberlo porque es imposible penetrar en el alma de un registrador de la propiedad de fieltro.
Aznar, por su parte, aseguró que todo lo que dice Zapatero es "estúpido". [ + ] en el País por Juan José Millás
"Calzado con zapatones de madera de fresno y suela de piedra. Porta una honda y un catalejo. Ayuda a encontrar los objetos perdidos por la personas buenas, pero no socorre a quienes tengan mala intención, burlándose de estos desde su escondite en la espesura".
viernes, agosto 26, 2005
Todo el mundo es estúpido menos Aznar
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